Introducción: por qué leí este libro
Confieso que esto, más que un compromiso, fue una coincidencia: vuelvo a trabajar para Orange, de nuevo en Atención al Canal (menos mal, no podría soportar trabajar de nuevo en Atención al Cliente, porque cuando alguien habla veintidós horas y reclama que su factura es muy alta el no poder contestar "Pues no haber hablado tanto, subnormal" genera bastante estrés) y he vuelto a coincidir con compañeras que ya más que compañeras son amigas. Tenemos muy buen trato y muy buen rollo y a pesar de lo rutinario del trabajo, los ordenadores lentos, las claves que caducan, los programas que no podemos usar porque o bien no hay claves o bien van demasiado lentos, etc, estos diez días que llevo siendo de nuevo alguien productivo para la sociedad han sido una delicia gracias al buen ambiente. Me lo paso bien en el trabajo y encima me pagan, lo cual es un gustazo.
Entre estas compañeras se encuentra una chica que no tiene pudor en contar sus experiencias sexuales mientras almorzamos. Yo no suelo tener mucho que contar al respecto, pero nunca me ha dado pudor o vergüenza hablar del tema; sin embargo, considero que si a los tres meses de relación ya vas sacando por ahí las esposas y las abrazaderas para los pezones, a los tres años tendrás que echar mano de las cuchillas de afeitar, los arneses y las cadenas para que no se enfríe la relación... No obstante, con esta amiga y sus historias nos hartamos de reír y por tanto no nos extraña que lleve en el bolso obras como Fanny Hill (que no terminé de leer, la verdad), Filosofía del tocador (con la cual me siento estafada, porque me habían dicho que era muy fuerte y por tanto creo que mi edición estaba censurada) o cualquier otra joya de la literatura erótica. Le gusta el género, a la chica (y, por lo que cuenta, no se corta en llevar a la práctica cualquier idea que pueda encontrar en esas novelas y que le llame la atención... Tiene más peligro que una caja de bombas).
Bien, hace un par de días me fui un par de horas antes al trabajo para almorzar con mis compañeras de turno partido y esta muchacha comentó que ya le habían devuelto el libro de Nuria Roca, que había estado circulando por toda la plataforma, de mano en mano. Yo ni siquiera sabía que Nuria Roca hubiera escrito un libro y, como siempre he visto a esta chica tan modosita y tan mona, no me esperaba que versase sobre sexo. Entonces mi compañera me dijo que, puesto que del trabajo se iba directamente a Santa Justa a coger el AVE (se iba de vacaciones) y toda la plataforma ha leído el libro excepto yo, que me lo quedase y se lo devolviera a su regreso, para que así ella no tuviese que pasearlo por España.
Yo he leído poca literatura erótica: empecé y abandoné Fanny Hill, porque el ejemplar que pasó por mi casa era de BookCrossing y estaba destinado a otra usuaria, de modo que tuve que pasarlo y no me dio tiempo a mediarlo siquiera; como ya indiqué, estoy convencida de que el ejemplar de Filosofía del tocador, del Marqués de Sade, que compré era una versión reducia o censurada, porque no me escandalizó en absoluto y ni siquiera le supe encontrar la vertiente pornográfica; y cuando leí la trilogía de La Bella Durmiente yo era demasiado inocente e inexperta como para encontrarle el chiste a lo que leía. Es más, tantos años después sigo siendo demasiado inocente e inexperta, porque sigo pensando que eso no era literatura erótica, sino pornografía pura debido a la crudeza con que se describe el acto sexual, sin contar que hay que él debe tenerla de un tamaño considerable y ambos deben ser muy, muy, muy flexibles para que lo ahí se cuenta sea factible. Sea como sea, no he cultivado demasiado este tipo de lecturas, así que no sabía qué iba a encontrar en este libro.
Sexualmente, de Nuria Roca
En primer lugar, decir que ni siquiera sabía que Nuria Roca tuviera un consulturio "sexymental" en el programa de radio de Pablo Motos. Como apenas veo la tele, ni escucho la radio, nunca me entero de las novedades editoriales, ni musicales, ni de las noticias, ni de nada, así que recordaba a Nuria Roca como una muchacha muy guapa que parecía muy dulce y que hacía años presentaba el Waku-waku y no sabía qué esperar de Sexualmente: si bien en la contraportada ponía que "si lo lees vas a entretenerte, soprenderte, divertirte y excitarte", mis compañeras lo resumen como "Es la tía contando cómo se folla todo lo que se le pone por delante". De modo que comencé la lectura sin tener mucha idea de por qué esta mujer publicaba este tipo de libro ni qué tipo de libro era exactamente.
El libro es rosa fucsia, delgadísimo (ciento ochenta y una páginas), con una letra enorme y sólo cincuenta y tres capítulos de apenas tres o cuatro páginas de extensión. Sólo su presentación ya anunciaba que estaba ante una frivolidad cualquiera para echar el rato y apenas comencé la lectura supe que era algo para leer y olvidar, a menos que cuando vuelva la dueña del libro queramos comentar algunas cosas para reírnos un rato. No es una novela, desde luego, y por más que la autora diga "Todo lo que cuento en este libro es completamente cierto, aunque no haya pasado", me da que incluye alguna que otra exageración. Aunque hoy en día se lleve mucho el estar liberado sexualmente y a los pobres que manifestamos poca actividad en ese campo se nos mire por encima del hombro, no creo que nadie admitiese alegremente en público que se follaba a su masajista sólo para que le diera cita cuando a ella le conviniese. O quizá yo esté anticuada y por eso no creo que alguien que en estos momentos pueda mantener una relación estable (o esté casada, que ya digo que no sé cómo estará Nuria Roca) cuente con tranquilidad que el escribir este libro le brindó la opción de tirarse a su editor. Pero supongo que lo mejor es empezar desde el principio:
Si algo hay que reconocerle a la autora es que admite dos cosas: una, que todo es lícito en el sexo siempre y cuando la persona que lo practique contigo consienta (es buenísimo el capítulo en que ella alaba el gusto de aquél que le dé a la dendrofilia, pero indica que no es lo que ella elegiría) y que por tanto "las guarrerías" no son tales cuando se disfrutan. Todo lo que cuenta es un alegato en pro del goce del propio cuerpo y sus posibilidades y deplora la mojigatería. En segundo lugar, también admite que ella no es nadie como para escribir un libro "serio", que no es sexóloga y que, dado que cada uno cuenta la feria según le va, ella no es quién para dar consejos a nadie. La frase "Espasa me propuso escribir un libro de sexo, aprovechando el éxito del Consultorio Sexymental que hacía en el programa matinal de Pablo Motos en M80, y expolotando que soy un personaje público, que ahora según parece es el principal reclamo para vender libros" me pareció de una sinceridad admirable. Por tanto, el libro está escrito desde dos supuestos, que cada uno cuenta la feria según le va y que ella es comunicadora, pero no escritora, y sabiendo esto es fácil imaginar lo que nos vamos a encontrar.
Como ya dije, Nuria Roca cuenta en cada capítulo alguna experiencia sexual: que si un trío fallido, que si intercambio de parejas, que si una experiencia lésbica, que si la primera vez, que si la infidelidad... Sobre el tema de la infidelidad vuelve varias veces, para insistir en que el sexo es algo físico que nada tiene que ver con el amor. También hace algún inciso para hablar de la monotonía que se instaura en la convivencia, de que a veces los medios son peores que la Inquisición a la hora de juzgar la vida y hábitos de los famosos, o de cómo la sexualidad varía según la edad. Pero, básicamente, toda la obra se puede resumir en lo que ya he dicho, que son batallitas que (en teoría) ha librado la autora.
Insisto en que es un libro de usar y tirar. Puede que a veces emplee esta misma expresión para libros de fantasía épica sin ninguna profundidad y que no me han dejado ninguna impresión duradera, pero éste en concreto es aún más fatuo y prescindible. Se agradece la carencia de pretensiones literarias y quizá moleste un poco que la autora hable de las mujeres cuyo físico envidia o de sus supuestos defectos, porque a la vista está que a la chica no le sobra ni un gramo y que es guapa, de modo que ese tipo de comentarios chirría un poco, pero dudo que dentro de un mes recuerde haber leído esto.
Confieso que esto, más que un compromiso, fue una coincidencia: vuelvo a trabajar para Orange, de nuevo en Atención al Canal (menos mal, no podría soportar trabajar de nuevo en Atención al Cliente, porque cuando alguien habla veintidós horas y reclama que su factura es muy alta el no poder contestar "Pues no haber hablado tanto, subnormal" genera bastante estrés) y he vuelto a coincidir con compañeras que ya más que compañeras son amigas. Tenemos muy buen trato y muy buen rollo y a pesar de lo rutinario del trabajo, los ordenadores lentos, las claves que caducan, los programas que no podemos usar porque o bien no hay claves o bien van demasiado lentos, etc, estos diez días que llevo siendo de nuevo alguien productivo para la sociedad han sido una delicia gracias al buen ambiente. Me lo paso bien en el trabajo y encima me pagan, lo cual es un gustazo.
Entre estas compañeras se encuentra una chica que no tiene pudor en contar sus experiencias sexuales mientras almorzamos. Yo no suelo tener mucho que contar al respecto, pero nunca me ha dado pudor o vergüenza hablar del tema; sin embargo, considero que si a los tres meses de relación ya vas sacando por ahí las esposas y las abrazaderas para los pezones, a los tres años tendrás que echar mano de las cuchillas de afeitar, los arneses y las cadenas para que no se enfríe la relación... No obstante, con esta amiga y sus historias nos hartamos de reír y por tanto no nos extraña que lleve en el bolso obras como Fanny Hill (que no terminé de leer, la verdad), Filosofía del tocador (con la cual me siento estafada, porque me habían dicho que era muy fuerte y por tanto creo que mi edición estaba censurada) o cualquier otra joya de la literatura erótica. Le gusta el género, a la chica (y, por lo que cuenta, no se corta en llevar a la práctica cualquier idea que pueda encontrar en esas novelas y que le llame la atención... Tiene más peligro que una caja de bombas).
Bien, hace un par de días me fui un par de horas antes al trabajo para almorzar con mis compañeras de turno partido y esta muchacha comentó que ya le habían devuelto el libro de Nuria Roca, que había estado circulando por toda la plataforma, de mano en mano. Yo ni siquiera sabía que Nuria Roca hubiera escrito un libro y, como siempre he visto a esta chica tan modosita y tan mona, no me esperaba que versase sobre sexo. Entonces mi compañera me dijo que, puesto que del trabajo se iba directamente a Santa Justa a coger el AVE (se iba de vacaciones) y toda la plataforma ha leído el libro excepto yo, que me lo quedase y se lo devolviera a su regreso, para que así ella no tuviese que pasearlo por España.
Yo he leído poca literatura erótica: empecé y abandoné Fanny Hill, porque el ejemplar que pasó por mi casa era de BookCrossing y estaba destinado a otra usuaria, de modo que tuve que pasarlo y no me dio tiempo a mediarlo siquiera; como ya indiqué, estoy convencida de que el ejemplar de Filosofía del tocador, del Marqués de Sade, que compré era una versión reducia o censurada, porque no me escandalizó en absoluto y ni siquiera le supe encontrar la vertiente pornográfica; y cuando leí la trilogía de La Bella Durmiente yo era demasiado inocente e inexperta como para encontrarle el chiste a lo que leía. Es más, tantos años después sigo siendo demasiado inocente e inexperta, porque sigo pensando que eso no era literatura erótica, sino pornografía pura debido a la crudeza con que se describe el acto sexual, sin contar que hay que él debe tenerla de un tamaño considerable y ambos deben ser muy, muy, muy flexibles para que lo ahí se cuenta sea factible. Sea como sea, no he cultivado demasiado este tipo de lecturas, así que no sabía qué iba a encontrar en este libro.
Sexualmente, de Nuria Roca
En primer lugar, decir que ni siquiera sabía que Nuria Roca tuviera un consulturio "sexymental" en el programa de radio de Pablo Motos. Como apenas veo la tele, ni escucho la radio, nunca me entero de las novedades editoriales, ni musicales, ni de las noticias, ni de nada, así que recordaba a Nuria Roca como una muchacha muy guapa que parecía muy dulce y que hacía años presentaba el Waku-waku y no sabía qué esperar de Sexualmente: si bien en la contraportada ponía que "si lo lees vas a entretenerte, soprenderte, divertirte y excitarte", mis compañeras lo resumen como "Es la tía contando cómo se folla todo lo que se le pone por delante". De modo que comencé la lectura sin tener mucha idea de por qué esta mujer publicaba este tipo de libro ni qué tipo de libro era exactamente.
El libro es rosa fucsia, delgadísimo (ciento ochenta y una páginas), con una letra enorme y sólo cincuenta y tres capítulos de apenas tres o cuatro páginas de extensión. Sólo su presentación ya anunciaba que estaba ante una frivolidad cualquiera para echar el rato y apenas comencé la lectura supe que era algo para leer y olvidar, a menos que cuando vuelva la dueña del libro queramos comentar algunas cosas para reírnos un rato. No es una novela, desde luego, y por más que la autora diga "Todo lo que cuento en este libro es completamente cierto, aunque no haya pasado", me da que incluye alguna que otra exageración. Aunque hoy en día se lleve mucho el estar liberado sexualmente y a los pobres que manifestamos poca actividad en ese campo se nos mire por encima del hombro, no creo que nadie admitiese alegremente en público que se follaba a su masajista sólo para que le diera cita cuando a ella le conviniese. O quizá yo esté anticuada y por eso no creo que alguien que en estos momentos pueda mantener una relación estable (o esté casada, que ya digo que no sé cómo estará Nuria Roca) cuente con tranquilidad que el escribir este libro le brindó la opción de tirarse a su editor. Pero supongo que lo mejor es empezar desde el principio:
Si algo hay que reconocerle a la autora es que admite dos cosas: una, que todo es lícito en el sexo siempre y cuando la persona que lo practique contigo consienta (es buenísimo el capítulo en que ella alaba el gusto de aquél que le dé a la dendrofilia, pero indica que no es lo que ella elegiría) y que por tanto "las guarrerías" no son tales cuando se disfrutan. Todo lo que cuenta es un alegato en pro del goce del propio cuerpo y sus posibilidades y deplora la mojigatería. En segundo lugar, también admite que ella no es nadie como para escribir un libro "serio", que no es sexóloga y que, dado que cada uno cuenta la feria según le va, ella no es quién para dar consejos a nadie. La frase "Espasa me propuso escribir un libro de sexo, aprovechando el éxito del Consultorio Sexymental que hacía en el programa matinal de Pablo Motos en M80, y expolotando que soy un personaje público, que ahora según parece es el principal reclamo para vender libros" me pareció de una sinceridad admirable. Por tanto, el libro está escrito desde dos supuestos, que cada uno cuenta la feria según le va y que ella es comunicadora, pero no escritora, y sabiendo esto es fácil imaginar lo que nos vamos a encontrar.
Como ya dije, Nuria Roca cuenta en cada capítulo alguna experiencia sexual: que si un trío fallido, que si intercambio de parejas, que si una experiencia lésbica, que si la primera vez, que si la infidelidad... Sobre el tema de la infidelidad vuelve varias veces, para insistir en que el sexo es algo físico que nada tiene que ver con el amor. También hace algún inciso para hablar de la monotonía que se instaura en la convivencia, de que a veces los medios son peores que la Inquisición a la hora de juzgar la vida y hábitos de los famosos, o de cómo la sexualidad varía según la edad. Pero, básicamente, toda la obra se puede resumir en lo que ya he dicho, que son batallitas que (en teoría) ha librado la autora.
Insisto en que es un libro de usar y tirar. Puede que a veces emplee esta misma expresión para libros de fantasía épica sin ninguna profundidad y que no me han dejado ninguna impresión duradera, pero éste en concreto es aún más fatuo y prescindible. Se agradece la carencia de pretensiones literarias y quizá moleste un poco que la autora hable de las mujeres cuyo físico envidia o de sus supuestos defectos, porque a la vista está que a la chica no le sobra ni un gramo y que es guapa, de modo que ese tipo de comentarios chirría un poco, pero dudo que dentro de un mes recuerde haber leído esto.
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