11.1.09

Muy emo

Hace siglos que no escribo por esa especie de principio de Heisenberg paralelo que me persigue: cuando tengo tiempo, no tengo ganas, y cuando tengo algo que contar, no encuentro la ocasión. Sin embargo, desde que leí Negative Happy Chainsaw Edge tenía pendiente el comentar algo sobre ella porque, si se piensa fríamente, es la serie más emo que uno puede echarse a la cara, no tiene trascedencia ninguna y sus significados son más que evidentes desde la primera viñeta pero ¡me encantó!

Hace ya bastante tiempo que vi el anime de NHK ni youkoso! y compré el manga: ambos tienen poco que ver, pero ambos me encantaron, así que me puse a buscar más trabajos de los autores. Del dibujante encontré (y compré) Goth, pero del guionista sólo encontré la raw del primer tomo de Negative Happy Chainsaw Edge y lo dejé correr... Tiempo después, encontraría la traducción al inglés de esta serie en SCX-scanlations (también hay versión en castellano), me enteraría de que el manga está basado en una novela de Tatsuhiko Takimoto (cuya web está en japonés, pero ahí queda el enlace para cotillas) y de que se realizó una adaptación cinematográfica y me entró la fiebre por esta serie: ¡me fascinó!

Supongo que si a alguien le gustó NHK ni youkoso! tendría que gustarle Negative Happy Chainsaw Edge: no en vano fue la primera novela del autor, previa a NHK, y el protagonista también es un joven sin objetivos, acompañada por una chica un poco dictatorial que lo utiliza con sus propios fines. Incluso el dibujo, aunque sea de mangakas diferentes, se da cierto aire. Si en NHK todos eran jóvenes adultos, en este caso el protagonista, Yamamoto, es un adolescente de diecisiete años que no encuentra aliciente en los estudios, carece de ideales y proyectos y no hace más que preguntarse por qué uno de sus mejores amigos, Noto, murió en un accidente de moto que más pareció un suicidio. Yamamoto ve que otro de sus amigos, Watanabe, se vuelca en la música pero él... ¿Qué tiene él? Por eso, cuando una fría noche de invierno se encuentra con Eri, una chica que batalla contra un hombre armado con una motosierra, decide que ya ha encontrado una cruzada en la que embarcarse y que ayudar a Eri será lo que dé sentido a su vida.

Qué es y de dónde sale el hombre de la motosierra no es ningún misterio (sobre todo si se observa cómo varía su fuerza en función del estado de ánimo de Eri) y, si he de ser objetiva, quizá sea un símbolo de lo más cutre y risible, un recurso demasiado fácil. Es más, en estos dos tomos no se hace más que darle vueltas a lo mismo, al sentido de la vida, a la huida del dolor, a lo fugaz de la felicidad, a la insustancialidad. Eri no tiene más motivo para vivir que vencer al hombre de la motosierra para que no pueda matar a nadie; Yamamoto sólo quiere ayudar a Eri. Cada uno se agarra a lo que puede para sentir que aún hay algo por lo que merece la pena levantarse por las mañanas y a mí debió pillarme en horas bajas, porque os aseguro que la serie no tiene más contenido que ése y, sin embargo, me emocionó e interesó lo bastante como para querer saber cómo ambos protagonistas resolverían esa dependencia. Al fin y al cabo, sólo son ocho capítulos y creo que la historia no da de sí más que para llenar estos dos tomos.

Cuando empecé a escribir, me planteaba hacerlo largo y tendido, pero lo cierto es que la historia no da para más. El resto sólo fue la forma en que pude proyectar mis propias frustraciones sobre los protagonistas e identificarme con ellos (y eso que a mí los diecisiete me quedan muy lejos). Tras tanto darle vueltas a la imposibilidad de huir de la tragedia, a la finitud de todo sentimiento y a la fragilidad de la tragedia, un final feliz sería un poco absurdo, así que en esta ocasión lo visten de Carpe Diem: vale, esta felicidad puede ser efímera, pero ya que la tenemos ¿por qué no disfrutarla? Es la elección que hacen Eri y Yamamoto y, dado que terminé por encariñarme con los personajes, preferí esta opción a una tragedia. Para tragedia, ya está la incógnita de Noto, ese inconformismo que ni siquiera encuentra una forma de expresarse (la escena de la pelea con los pandilleros sobrecoge un poco).

Por cierto, que el manga tiene un puntillo original en la ya mencionada escena de la pelea en el parque: si veis el trailer de la película, los contendientes son estudiantes normales, pero en el manga los dos jefes de la banda están caracterizados como Leónidas y Jerjes, con la misma indumentaria con que aparecen en la película 300. Como ya dije, el dibujo no difiere tanto del de NHK, aunque haya escenas en las que los personajes gesticulan y sus rasgos aparecen tan desfigurados y exagerados que dan un poquito de grima y Eri no haga más que enseñar las bragas. Eso sí, Eri es tan exageradamente delgada que la actriz de la película, en comparación, me pareció demasiado ancha y que llevaba la falda demasiado larga, porque interpresta el papel de alguien que además de combatir al hombre de la motosierra en viñetas bastante espectaculares (hay una escena de Eri con dos cuchillos de caza que me gusta muchísimo) enseña las bragas en todas sus apariciones.

No he encontrado subtítulos en castellano ni en inglés para la película, ni una traducción de la novela en un idioma que yo pueda entender (que son justamente castellano e inglés :P), pero seguiré buscando. Y, sobre todo, aunque quizá no haga más que darme más de lo mismo y fustigarme con mis propias inclinaciones emo, seguiré buscando obras Tatsuhiko Takimoto.

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