Llevo tres meses sin escribir una sola palabra y, para mi sorpresa, el contador sigue aumentando. Despacito, despacito, pero aún hay lo que Statcounter denomina "Returning visits" y eso no sólo me sorprende, sino que me hace sentir un poco en deuda con los que aún se toman la molestia de venir, aunque nunca haya podido comprender qué esperan encontrar aquí... ¡Con lo que se me va la pinza!
Durante estos tres meses han pasado muchas cosas: trabajo, desempleo, ilusiones, desengaños, alergia, lluvia, calor, dos viajes a Madrid, muchos libros y muy pocas series. A Dios gracias éste no es un blog para contar mi vida y os voy a ahorrar los detalles de la mayoría de mis paranoias :P Aunque anoche comencé un diario y me pregunto por qué casi siempre la primera página de un escrito de ese tipo profundiza en los motivos para escribirlo: no hace mucho leí Pasos en el agua, que al fin y al cabo es el diario de su autor, y también dedica muchos párrafos a sus motivos para reseñar sus pensamientos y dejar constancia de sus actividades. Sin embargo, a ese diario se le nota claramente la aspiración a ser publicado, porque no hay ni una sola referencia a una pelea con la pareja, a la pereza que da ir a comprar el pan o a escribir simplemente porque se está demasiado desganado para hacer otra cosa. No sé dónde leí que uno escribe un diario a la espera de un lector, aunque sea uno mismo dentro de unos años, e igual este hombre se aplicó la máxima y se esmeró en hacer un libro y no un diario. Yo soy más prosaica, desde luego, y si me tengo que quejar de que mi madre me da el coñazo para que ordene mi habitación y que yo no sé dónde meter tanto trasto, pues lo hacía cuando tenía quince años e imagino que lo seguiré haciendo ahora con treinta. Al fin y al cabo, si no son esas cosas las que conforman mi vida, no sé qué puede serlo... La sutileza de las rosas no lo es, desde luego, aunque sólo sea porque mis bronquios reaccionan de forma extraña a su empalagoso olor y me obligan a tirar del Ventolín.
Puesto que no era esto lo que yo quería contar, vamos al lío:
BookCrossing en Sevilla: más sobre El Pumarejo
No sé si pasa por aquí alguien que sea de Sevilla y esté interesado en este tema, sobre el que tanto he incidido en este blog en los últimos post, pero yo lo vuelvo a contar todo desde el principio y me quedo tan pancha... Allá por mayo del año pasado la gente de Hacklab Hackarena se puso en contacto con nosotros para que hiciéramos una liberación en su quedada P2P. Recuerdo que aquel día llovía y que me limité a dejar los libros en la Casa de la Paz y a marcharme, así que cuál no sería mi sorpresa cuando, muchos meses después, se pusieron en contacto con nosotros para indicarnos que colaboraban con el Mercadillo Cultural del Pumarejo y que, si queríamos, podíamos utilizar su puesto en dicho mercadillo para promocionar BookCrossing en Sevilla. Eso de levantarme temprano un sábado para irme a un sitio donde no conozco a nadie a estar sentada mientras la gente mira los libros como si mordieran y se retrae cuando le explicas de qué va el tema como si en realidad les quisieras vender droga me echaba para atrás, pero acepté y... Y no me arrepiento.
El catorce de junio se hizo la fiestecilla de despedida, porque las calores estivales convierten en un suicidio hacer algo al aire libre a las doce de la mañana (algo que no sea meterse en un bar con aire acondicionado, a tomarse una cervecita) y el balance de estos meses (desde el 1 de marzo, que el primer día que fui nos desalojaron de la plaza xD) ha sido más que positivo: no sólo porque en alguno de los puestecillos de venta de libros de segunda mano haya encontrado ciencia ficción de la que me gusta por un euro el ejemplar; ni porque no haya habido ni un solo usuario nuevo ni una triste entrada, pero haya conocido a gente muy peculiar ("Niñaaaaaaa, tómate una cervecita conmigoooo!, "No", "Bueno, pues no, pero ¿tienes papel de liar?", o cierto caballero para el cual no hay más literatura que los clásicos y por tanto rara vez encuentra algo de su agrado, pero aún así repasa todos los sábados concienzudamente nuestro puesto, o cierta señora que nos trae libros para que nosotros los registremos mientras sus nietas miran las películas que comparten los del Hacklab y un largo etcétera de personajes curiosos); no porque haya venido un escritor a dejarnos sus libros y siempre me hace ilusión que consideren que hacer viajar los libros es una buena forma de darse a conocer; no porque realmente la cantidad de libros que se mueve sea interesante a pesar de la falta de resultados en la web; sino porque al fin tenemos cierta entidad.
Hasta ahora, dependíamos de los del Hacklab: cuando ellos no podían montar su tenderete, nosotros tampoco íbamos. Bookcrossing es una página web americana, pero a nivel local no tiene ningún tipo de jerarquía ni organización precisamente porque se basa en la libertad absoluta, en liberar lo que quieras donde quieras en el más absoluto anonimato. Ya es cuestión de los propios usuarios el conocerse y montar algo juntos, pero liberar libros no tiene por qué ser una actividad "gregaria", se puede hacer en solitario, de modo que cuando fue el Encuentro Nacional en Sevilla nos encontramos con que las autoridades querían hablar con "el presidente de la asociación" ¡y no existía ninguna asociación! No teníamos entidad ninguna. Sin embargo, a finales de mayo ya se distinguía el tema de los libros de la actividad del Hacklab y el penúltimo sábado me indicaron que podíamos sacar la estantería aunque no estuvieran ellos. Por último, Luis (uno de los que venden libros de segunda mano) me comentó que ya se habían constituido en asociación y que si me quería unir: de este modo, con el respaldo de una asociación, si en algún momento hay que organizar algo hay más probabilidades de obtener ayudas y permisos. Claro que también implica que hay que arrimar el hombro a la hora de organizar las cosas y ya me he comprometido a ayudar en la barra en la fiesta de reapertura, a primeros de octubre, pero supongo que será otra experiencia divertida :P
Por cierto, que yo no soy nada altruista, pero toda la gente del Pumarejo suele ser activista de pro: clases de español para inmigrantes, manifestaciones antimilitaristas, presentaciones de libros... Hacen de todo, incluso colaborar en movimientos okupa. Es así como me enteré de la existencia del Centro Social Ocupado Autogestionado "Sin nombre", en la calle San Bernardo, y de los proyectos que se han concebido para ese lugar. Javier, uno de los chicos del Hacklab, quiere montar allí una especie de biblioteca de anime, un punto de reunión para otakus, entre otras movidas, así que aquí dejo el enlace para el blog de dicho centro, por si alguien quiere echar un ojito a las actividades que ya se están realizando y tiene algo que proponer:
http://csoasinnombre.blogspot.com/
En resumen, que sigo animando a todos a que os paséis a saludar algún sábado por la mañana, cuando volvamos a estar en activo. Aunque, con la suerte que tengo, seguro que encuento pronto un trabajo que me mantenga ocupada los sábados por la mañana xD
Tenía intención de contar más cosas, pero lo dejaré para mañana, que el viernes me voy de vacaciones, un mesecito a El Puerto de Santa María, donde no tengo conexión a menos que me vaya al Centro Cultural Alfonso X el Sabio, y tengo que empezar a preparar las cosas para un mes de incomunicación. ¿Cuántos libros podré leer, sin ordenador para distraerme? :P
Durante estos tres meses han pasado muchas cosas: trabajo, desempleo, ilusiones, desengaños, alergia, lluvia, calor, dos viajes a Madrid, muchos libros y muy pocas series. A Dios gracias éste no es un blog para contar mi vida y os voy a ahorrar los detalles de la mayoría de mis paranoias :P Aunque anoche comencé un diario y me pregunto por qué casi siempre la primera página de un escrito de ese tipo profundiza en los motivos para escribirlo: no hace mucho leí Pasos en el agua, que al fin y al cabo es el diario de su autor, y también dedica muchos párrafos a sus motivos para reseñar sus pensamientos y dejar constancia de sus actividades. Sin embargo, a ese diario se le nota claramente la aspiración a ser publicado, porque no hay ni una sola referencia a una pelea con la pareja, a la pereza que da ir a comprar el pan o a escribir simplemente porque se está demasiado desganado para hacer otra cosa. No sé dónde leí que uno escribe un diario a la espera de un lector, aunque sea uno mismo dentro de unos años, e igual este hombre se aplicó la máxima y se esmeró en hacer un libro y no un diario. Yo soy más prosaica, desde luego, y si me tengo que quejar de que mi madre me da el coñazo para que ordene mi habitación y que yo no sé dónde meter tanto trasto, pues lo hacía cuando tenía quince años e imagino que lo seguiré haciendo ahora con treinta. Al fin y al cabo, si no son esas cosas las que conforman mi vida, no sé qué puede serlo... La sutileza de las rosas no lo es, desde luego, aunque sólo sea porque mis bronquios reaccionan de forma extraña a su empalagoso olor y me obligan a tirar del Ventolín.
Puesto que no era esto lo que yo quería contar, vamos al lío:
BookCrossing en Sevilla: más sobre El Pumarejo
No sé si pasa por aquí alguien que sea de Sevilla y esté interesado en este tema, sobre el que tanto he incidido en este blog en los últimos post, pero yo lo vuelvo a contar todo desde el principio y me quedo tan pancha... Allá por mayo del año pasado la gente de Hacklab Hackarena se puso en contacto con nosotros para que hiciéramos una liberación en su quedada P2P. Recuerdo que aquel día llovía y que me limité a dejar los libros en la Casa de la Paz y a marcharme, así que cuál no sería mi sorpresa cuando, muchos meses después, se pusieron en contacto con nosotros para indicarnos que colaboraban con el Mercadillo Cultural del Pumarejo y que, si queríamos, podíamos utilizar su puesto en dicho mercadillo para promocionar BookCrossing en Sevilla. Eso de levantarme temprano un sábado para irme a un sitio donde no conozco a nadie a estar sentada mientras la gente mira los libros como si mordieran y se retrae cuando le explicas de qué va el tema como si en realidad les quisieras vender droga me echaba para atrás, pero acepté y... Y no me arrepiento.
El catorce de junio se hizo la fiestecilla de despedida, porque las calores estivales convierten en un suicidio hacer algo al aire libre a las doce de la mañana (algo que no sea meterse en un bar con aire acondicionado, a tomarse una cervecita) y el balance de estos meses (desde el 1 de marzo, que el primer día que fui nos desalojaron de la plaza xD) ha sido más que positivo: no sólo porque en alguno de los puestecillos de venta de libros de segunda mano haya encontrado ciencia ficción de la que me gusta por un euro el ejemplar; ni porque no haya habido ni un solo usuario nuevo ni una triste entrada, pero haya conocido a gente muy peculiar ("Niñaaaaaaa, tómate una cervecita conmigoooo!, "No", "Bueno, pues no, pero ¿tienes papel de liar?", o cierto caballero para el cual no hay más literatura que los clásicos y por tanto rara vez encuentra algo de su agrado, pero aún así repasa todos los sábados concienzudamente nuestro puesto, o cierta señora que nos trae libros para que nosotros los registremos mientras sus nietas miran las películas que comparten los del Hacklab y un largo etcétera de personajes curiosos); no porque haya venido un escritor a dejarnos sus libros y siempre me hace ilusión que consideren que hacer viajar los libros es una buena forma de darse a conocer; no porque realmente la cantidad de libros que se mueve sea interesante a pesar de la falta de resultados en la web; sino porque al fin tenemos cierta entidad.
Hasta ahora, dependíamos de los del Hacklab: cuando ellos no podían montar su tenderete, nosotros tampoco íbamos. Bookcrossing es una página web americana, pero a nivel local no tiene ningún tipo de jerarquía ni organización precisamente porque se basa en la libertad absoluta, en liberar lo que quieras donde quieras en el más absoluto anonimato. Ya es cuestión de los propios usuarios el conocerse y montar algo juntos, pero liberar libros no tiene por qué ser una actividad "gregaria", se puede hacer en solitario, de modo que cuando fue el Encuentro Nacional en Sevilla nos encontramos con que las autoridades querían hablar con "el presidente de la asociación" ¡y no existía ninguna asociación! No teníamos entidad ninguna. Sin embargo, a finales de mayo ya se distinguía el tema de los libros de la actividad del Hacklab y el penúltimo sábado me indicaron que podíamos sacar la estantería aunque no estuvieran ellos. Por último, Luis (uno de los que venden libros de segunda mano) me comentó que ya se habían constituido en asociación y que si me quería unir: de este modo, con el respaldo de una asociación, si en algún momento hay que organizar algo hay más probabilidades de obtener ayudas y permisos. Claro que también implica que hay que arrimar el hombro a la hora de organizar las cosas y ya me he comprometido a ayudar en la barra en la fiesta de reapertura, a primeros de octubre, pero supongo que será otra experiencia divertida :P
Por cierto, que yo no soy nada altruista, pero toda la gente del Pumarejo suele ser activista de pro: clases de español para inmigrantes, manifestaciones antimilitaristas, presentaciones de libros... Hacen de todo, incluso colaborar en movimientos okupa. Es así como me enteré de la existencia del Centro Social Ocupado Autogestionado "Sin nombre", en la calle San Bernardo, y de los proyectos que se han concebido para ese lugar. Javier, uno de los chicos del Hacklab, quiere montar allí una especie de biblioteca de anime, un punto de reunión para otakus, entre otras movidas, así que aquí dejo el enlace para el blog de dicho centro, por si alguien quiere echar un ojito a las actividades que ya se están realizando y tiene algo que proponer:
http://csoasinnombre.blogspot.com/
En resumen, que sigo animando a todos a que os paséis a saludar algún sábado por la mañana, cuando volvamos a estar en activo. Aunque, con la suerte que tengo, seguro que encuento pronto un trabajo que me mantenga ocupada los sábados por la mañana xD
Tenía intención de contar más cosas, pero lo dejaré para mañana, que el viernes me voy de vacaciones, un mesecito a El Puerto de Santa María, donde no tengo conexión a menos que me vaya al Centro Cultural Alfonso X el Sabio, y tengo que empezar a preparar las cosas para un mes de incomunicación. ¿Cuántos libros podré leer, sin ordenador para distraerme? :P
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