20.1.08

Simbiosis y otras porquerías

En el post del otro día se me olvidó comentar que Kotonoha va dejar de sacar series, se despide del mundillo de los scans en el 2008. Sólo hay un par de personas a las que les haya comentado esto y que lo hayan deplorado tanto como yo, pero no obstante dejo constancia aquí de mi pesar por este hecho: ¡ahora que empezaba a investigar otros géneros y otras temáticas en el manga, aquellos que me surtían de material abandonan la actividad! ¡No es justo!

Fue en esa web donde descubrí la existencia de Milk Closet, de Hitoshi Tomizawa, una serie que no me apasionó pero me enredó de forma enfermiza: es tan rara, tan extraña, varía de tal modo cada vez que crees comprenderla, que leerla fue un acto de masoquismo (ya se sabe que sarna con gusto...). Sin embargo, Milk Closet venía avalada por sus similitudes con Alien 9, serie que todo el mundo alababa muchísimo, así que cuando me topé con los tres volúmenes (acabo de enterarme de la existencia de una secuela, Alien Nine Emulators) una tarde que llevaba dinero suficiente en los bolsillos, no pude resistirme a llevármelos.

Ha sido el dinero mejor invertido de las últimas semanas. ¡Alien 9 me gustó tanto que, cuando terminé el tercer tomo y supe que existían cuatro OVA que narraban más o menos la mitad de la historia, lo siguiente fue buscarlas y verlas! Por cierto, las encontré aquí y me parecieron una muy buena adaptación. Se toman sus licencias, sí, sobre todo con los sueños de la protagonista, pero es bastante fiel al manga y me encantó. De hecho, el opening es una canción tontorrona y el ending me parece muy deprimente, pero ambas canciones son ahora habituales en mi lista de mp3 (sí, paso de un extremo a otro con mucha facilidad, primero me alegro con la primera y luego me corto las venas con la segunda), hasta tal punto me gustó lo visto...

Supongo que, antes de lanzarme a entonar las alabanzas de la serie y sus similitudes con Milk Closet, sería preciso comentar de qué va, ¿no? Pues vamos allá:

Yuri Otani sale elegida "Encargada de las contramedidas frente a los aliens", cargo que no le gusta nada porque implica no sólo que tendrá que atrapar a todos los extraterrestres que aterricen en el patio de su escuela, sino que habrá de servirse de un borg para ello... Y los borg son aliens que se alimentan de la suciedad del cuerpo humano, así que no sólo tendrá que exponerse a los ataques de los bichos ajenos, sino también a los lametones del bicho propio. Un asco, aunque el puesto la exima de presentarse a las pruebas de selectividad y otras labores escolares. La acompañarán en esta tarea Kasumi Tomine y Kumi Kawamura.

Yuri se asemeja mucho a Hana Yamaguchi, la protagonista de Milk Closet, ya que también termina por convertirse en pieza clave de la trama, pero a costa de pasar muchísimo miedo: se la ha elegido para una misión que no quiere enfrentar. Si Hana tenía a Tarou, Yuri tiene a Kumi, que es seria, responsable, metódica; y a Kasumi, que en teoría es perfecta en todo y parece tomárselo todo como un juego, pero es muy eficiente. Aunque el rostro de Yuri sea idéntico al de Hana, en Milk Closet los niños tienen ocho años, en tanto que en Alien 9 tienen once y doce y eso se nota: lo que en el otro manga son figurillas rechonchillas que casi me parecían grotescas, aquí están mucho más estilizadas. Los rostros siguen siendo muy redondos e infantiles, dado que siguen siendo niñas, pero en general el dibujo me parece más bonito. Es más, ¡incluso los aliens me dan menos asco en este manga!

Si en Milk Closet los simbiontes se introducían por salva sea la parte de la anatomía de los niños, en Alien 9 se sitúan sobre la cabeza, en forma de casco, con lo cual resultan más graciosos y menos chocantes. No obstante, de nuevo se juega muchísimo con la verdadera identidad de los niños: en Milk Closet, los bichos pueden regenerar a sus huéspedes a base de bolitas y nunca se cuestiona si son los niños originales o réplicas; en Alien 9 también hay muertes y resurrecciones similares, pero sólo una de las implicadas se cuestiona si sigue siendo humana.

Además, si en Milk Closet las respuestas dan lugar a nuevos interrogantes en una vuelta de tuerca tras otra, Alien 9 es igual de intrigante, ofrece la misma cantidad de respuestas (ninguna), pero la trama es en cierto modo más lineal, más sencilla, y por tanto es más fácil no sentirse perdido (o estafado). Tenemos unos extraterrestres que campan a sus anchas por los patios de los colegios y una profesora que estudia de cerca a las encargadas de las contramedidas frente a los aliens para determinar quién es la mejor de las encargadas, pero por qué los extraterrestres se acercan a los niños, la verdadera naturaleza de la relación entre los borgs y las niñas, qué quiere exactamente la profesora y cómo empezó todo en realidad son incógnitas que no se despejan por completo. Así, toda la trama subyace bajo los encuentros entre las niñas y los distintos extraterrestres, capítulos que permiten ir desarrollando las relaciones entre los personajes, así como presentarlos y mostrar sus habilidades y su evolución.

Me sorprendió cierto puntillo shoujo-ai en Alien 9, aunque tiene su explicación...

Todo lo anterior quizá me sirva para razonar por qué Alien 9 me gustó más que Milk Closet, pero tal vez no explica por qué me apasionó tanto la serie. Quizá sea porque el dibujo es infantil pero la historia no, dado que bajo algo tan simple como la caza de los extraterrestres hay mucho más: Yuri es el típico personaje a proteger, la protagonista, pero el resto de los personajes tiene metas, objetivos y deseos y el desarrollo de todos ellos es evidente. Tanta batallita con los bichos es muy entretenida, muy ligera y llevadera, ¡pero hay que descubrir a qué se debe, qué pretenden! De modo que entretiene y desconcierta, con lo cual consiguió engancharme porque no despista tanto como para sentir que están jugando conmigo, sino que oculta información en su justa medida.

Y sé que me quedo corta, pero no me enrollo más.

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