26.6.08

Leídos por compromiso: introducción

Por norma general, cuando me siento ante el teclado tengo una idea muy clara de lo que quiero contar. Sin embargo, según voy escribiendo las palabras se las ingenian para seguir caminos que no tenía previstos y, claro, por desconocerlos termino perdida y dando vueltas alrededor de la idea original, sin retomarla y divagando (que es gerundio). Debido a esto, cuando me planteé escribir todos esos comentarios que me comprometí a publicar hace tanto tiempo y que todavía no había empezado siquiera a "redactar mentalmente" (juas, igual os suena raro, pero yo escribo mucho... en mi cerebro, luego no llevo nada al papel, pero las noches que no puedo dormir imagino cómo contaría tal o cual cosa) y supe que antes de abordar el primer título ya me iba a ir por las ramas, pensé que sería mejor hacer una pequeña introducción y explicar cuál es mi postura ante todo esto.

Empecemos por el principio: ¿qué es esto de "Libros por compromiso"? Puesto que ya no soy un miembro activo en el foro de BookCrossing y por tanto no me apunto a bookring y tengo tantos libros por leer que no acepto ningún ofrecimiento de préstamo, lo que leo por compromiso son los libros cedidos por las editoriales o por los propios autores. Cualquiera podría decirme que soy poco menos que subnormal por leer aquello que me pasan aunque no tenga ganas, en lugar de limitarme a pegarle una etiqueta y mandarlo a tomar por culo la calle. Es cierto que a las editoriales les da igual lo mucho o poco que yo pueda apreciar los títulos que me mandan, porque suelen libros de best seller (Paulo Coelho en edición de bolsillo, la nueva novela de Federico Mocchia) o nuevas líneas editoriales que van a promocionarse igualmente, con o sin la participación de los beceros; tampoco niego que el propio autor, cuando nos regala los libros por su propia iniciativa, sólo busca darle difusión a su obra y probar suerte con el boca a boca, pero tengo el ego tan grande que cuando se dirigen a mí concretamente me siento responsable del libro y me tomo como algo mucho más personal el que realmente la obra consiga nuevos lectores y haga muchos kilómetros.

Aún así, hay excepciones: cuando Espido Freire nos contó que iba a liberar cincuenta ejemplares de la segunda parte de su libro Mileuristas y que había convocado a la prensa se hizo bien patente que no se trataba de compartir su obra, o de darla a conocer entre los lectores sin invertir en publicidad, sino que era un acto publicitario descarado. Ya digo que no se me oculta que nadie da duros a cuatro pesetas (qué rara suena esta expresión en la era del euro) y que quien regala libros lo hace para promocionar su obra y darse a conocer, pero siempre resulta más entrañable cuando quien se sube al carro es alguien que pasa un poco más desapercibido y no avisa a la prensa. Eso sí, tengo que reconocerle a la señora Freire que es muy agradable, que da gusto escucharla y que la primera liberación que hizo de su obra fue en el Parque de María Luisa, en Sevilla, sin prensa y sin nada. Yo me esperaba a alguien estirado, no sé por qué estaba predispuesta a que me cayera mal, y tuve que comerme mis prejuicios con patatas.

La segunda excepción es la chica de Clickart: ha hecho varias páginas promocionales de títulos publicados por Planeta o sus filiales y en cada ocasión se ha acordado de mandarnos (y aquí hablo en plural porque, como mínimo, contacta también con usuarios de Madrid y Barcelona) ejemplares. Entiendo que si sus web tienen muchas visitas, la editorial hará nuevos encargos, pero eso no la obliga a tener detalles como felicitaciones navideñas o el tono personal que imprime a sus mails, de modo que "la transacción" es mucho menos fría que en otros tratos con otras entidades.

Si a estas alturas no ha quedado claro que no me engaño y sé perfectamente que estos envíos de libros no tienen más objeto que conseguir publicidad casi gratuita (y digo casi porque al fin y al cabo hay que pagar portes e invertir algo de tiempo), es que de nuevo me he vuelto a ir por las ramas, pero dejo de enrollarme al respecto: ahora toca el lado sentimental, el que me hace leer esos libros y escribir las reseñas correspondientes, tanto tiempo postergadas.

Aunque hay casos variados, como el de Joaquín Doldán, que nos dio los libros para registrarlos y sólo porque dio la casualidad de que estábamos allí en ese momento y nos ofrecimos para ello (hablo en plural porque éramos dos los beceros presentes y ambos nos llevamos ejemplares), o el de Juan E. Ballester, que ofreció los libros a quien los quisiera y yo pedí que me enviase uno, hay veces en que recibo un mail diciendo "Quiero enviarte un libro". Salta a la vista que no es mi blog uno de esos que todo el mundo conoce y que termina por generar opinión. Tampoco me caracterizo por realizar análisis objetivos y sesudos, sino que me guío más por la forma en que consigo conectar con la historia. Supongo que la única garantía que doy es que intentaré endosar el libro a cuanta gente pueda antes de perderlo en la selva, pero aún así siempre es una sorpresa y un placer recibir un mail con esas palabras: "Quiero enviarte un libro", porque no soy inmune a los halagos y se me sube el ego por las nubes. ¡Alguien considera que tengo o bien alguna relevancia o bien un criterio fiable! ¿Cómo negarse a eso? Sobre todo en el caso de Alejandro Volnié, quien me dijo que me pasara por su web a pedir el libro que más me llamara la atención y, tras enviarme Martes y jueves se marcó el detallazo de regalarme cuatro libros suyos más, estos sin registrar. Como ser humano que soy, me gustan los regalos y me gusta que me hagan sentir ¿relevante? No sé cómo expresarlo, pero si queréis hacerme algún regalo o decirme que soy maravillosa, pues ya sabéis que esas cosas me gustan :P

Lo malo de esos libros es que, dado que se han dirigido a mí exprofeso para que los ponga en circulación, me ponen en un compromiso: es harto probable que el propio autor pueda leer lo que pienso de su obra y no es plato de gusto decirle a alguien que su libro me ha parecido un asco. Aunque conozco a dos (1 y 2) que son cutres y aún así cuelgan sus trabajos sin pudor alguno, me gusta pensar que quien escribe y da a conocer sus escritos está convencido de que merece la pena compartirlos y que se ha esmerado en hacer algo bueno. No creo que alguien (a excepción de los ya mencionados) pretenda lucirse con algo que sabe que es malo, sino que creo que todos ponen esfuerzo y lo mejor de sí en su obra, así que decirle a alguien que su libro me ha aburrido o que demuestra que hoy en día publica cualquiera aunque sea auto-editándose me sabe mal, casi me parece menospreciar al autor como persona. Por eso siempre me siento en la obligación de leer lo que me mandan y de darle cuanta difusión esté en mi mano a dicha obra, aunque a veces no pueda sustraerme a ser un poco destructiva (uf, es que A solas con Nacho era intragable...). Y parte de ese compromiso que creo haber adquirido al aceptar el libro implica, como ya he dicho, dar a conocer su existencia, cosa que sólo puedo hacer a través de determinados foros y de este blog. Con ese propósito nace esta serie de post.

Aunque, como ya dije, mañana me voy a El Puerto un mesecito así que ¡a ver si es verdad que cumplo con lo prometido!

Por cierto, algunos de esos libros leídos por compromiso y que no voy a comentar debido a que los leí hace demasiado tiempo y apenas los recuerdo, o no me gustaron y no soy tan masoca como para rememorarlos, o ya escribí sobre ellos en su día o simplemente no me apetece son:

-El enigma Vivaldi, de Peter Harris, cedido por la editorial (sobre éste me explayé a gusto en uno de mis antiguos blog, pero ese escrito ya lo eliminé de la faz de la Tierra... O de Internet. O como se diga en estos casos).
-A solas con Nacho, de Esteban Monasterio, enviado por el autor.
-Qué haces con tus pies en mi piscina, de Juan E. Ballester, enviado por el autor, aunque creo que este libro sí lo pedí yo cuando él lo ofreció en el foro.
-Perdona si te llamo amor, de Federico Mocchia, enviado por la chica de Clickart, que como ya dije puede ponerme en tantos compromisos como quiera, porque es muy simpática y así da gusto (no como con los de Seix Barral).
-La s7ptima M, de Francisca Solar, donado por la editorial (y cuya M es de mierda, seguramente, ¡qué libro más malo, para mi gusto!).
-Gato pardo, La brecha, La razón de Joaquín y Umbral mixteco, todos ellos de Alejandro Volnié y enviados por su autor.

24.6.08

Tres meses después... Me voy de vacaciones :P

Llevo tres meses sin escribir una sola palabra y, para mi sorpresa, el contador sigue aumentando. Despacito, despacito, pero aún hay lo que Statcounter denomina "Returning visits" y eso no sólo me sorprende, sino que me hace sentir un poco en deuda con los que aún se toman la molestia de venir, aunque nunca haya podido comprender qué esperan encontrar aquí... ¡Con lo que se me va la pinza!

Durante estos tres meses han pasado muchas cosas: trabajo, desempleo, ilusiones, desengaños, alergia, lluvia, calor, dos viajes a Madrid, muchos libros y muy pocas series. A Dios gracias éste no es un blog para contar mi vida y os voy a ahorrar los detalles de la mayoría de mis paranoias :P Aunque anoche comencé un diario y me pregunto por qué casi siempre la primera página de un escrito de ese tipo profundiza en los motivos para escribirlo: no hace mucho leí Pasos en el agua, que al fin y al cabo es el diario de su autor, y también dedica muchos párrafos a sus motivos para reseñar sus pensamientos y dejar constancia de sus actividades. Sin embargo, a ese diario se le nota claramente la aspiración a ser publicado, porque no hay ni una sola referencia a una pelea con la pareja, a la pereza que da ir a comprar el pan o a escribir simplemente porque se está demasiado desganado para hacer otra cosa. No sé dónde leí que uno escribe un diario a la espera de un lector, aunque sea uno mismo dentro de unos años, e igual este hombre se aplicó la máxima y se esmeró en hacer un libro y no un diario. Yo soy más prosaica, desde luego, y si me tengo que quejar de que mi madre me da el coñazo para que ordene mi habitación y que yo no sé dónde meter tanto trasto, pues lo hacía cuando tenía quince años e imagino que lo seguiré haciendo ahora con treinta. Al fin y al cabo, si no son esas cosas las que conforman mi vida, no sé qué puede serlo... La sutileza de las rosas no lo es, desde luego, aunque sólo sea porque mis bronquios reaccionan de forma extraña a su empalagoso olor y me obligan a tirar del Ventolín.

Puesto que no era esto lo que yo quería contar, vamos al lío:
BookCrossing en Sevilla: más sobre El Pumarejo
No sé si pasa por aquí alguien que sea de Sevilla y esté interesado en este tema, sobre el que tanto he incidido en este blog en los últimos post, pero yo lo vuelvo a contar todo desde el principio y me quedo tan pancha... Allá por mayo del año pasado la gente de Hacklab Hackarena se puso en contacto con nosotros para que hiciéramos una liberación en su quedada P2P. Recuerdo que aquel día llovía y que me limité a dejar los libros en la Casa de la Paz y a marcharme, así que cuál no sería mi sorpresa cuando, muchos meses después, se pusieron en contacto con nosotros para indicarnos que colaboraban con el Mercadillo Cultural del Pumarejo y que, si queríamos, podíamos utilizar su puesto en dicho mercadillo para promocionar BookCrossing en Sevilla. Eso de levantarme temprano un sábado para irme a un sitio donde no conozco a nadie a estar sentada mientras la gente mira los libros como si mordieran y se retrae cuando le explicas de qué va el tema como si en realidad les quisieras vender droga me echaba para atrás, pero acepté y... Y no me arrepiento.

El catorce de junio se hizo la fiestecilla de despedida, porque las calores estivales convierten en un suicidio hacer algo al aire libre a las doce de la mañana (algo que no sea meterse en un bar con aire acondicionado, a tomarse una cervecita) y el balance de estos meses (desde el 1 de marzo, que el primer día que fui nos desalojaron de la plaza xD) ha sido más que positivo: no sólo porque en alguno de los puestecillos de venta de libros de segunda mano haya encontrado ciencia ficción de la que me gusta por un euro el ejemplar; ni porque no haya habido ni un solo usuario nuevo ni una triste entrada, pero haya conocido a gente muy peculiar ("Niñaaaaaaa, tómate una cervecita conmigoooo!, "No", "Bueno, pues no, pero ¿tienes papel de liar?", o cierto caballero para el cual no hay más literatura que los clásicos y por tanto rara vez encuentra algo de su agrado, pero aún así repasa todos los sábados concienzudamente nuestro puesto, o cierta señora que nos trae libros para que nosotros los registremos mientras sus nietas miran las películas que comparten los del Hacklab y un largo etcétera de personajes curiosos); no porque haya venido un escritor a dejarnos sus libros y siempre me hace ilusión que consideren que hacer viajar los libros es una buena forma de darse a conocer; no porque realmente la cantidad de libros que se mueve sea interesante a pesar de la falta de resultados en la web; sino porque al fin tenemos cierta entidad.

Hasta ahora, dependíamos de los del Hacklab: cuando ellos no podían montar su tenderete, nosotros tampoco íbamos. Bookcrossing es una página web americana, pero a nivel local no tiene ningún tipo de jerarquía ni organización precisamente porque se basa en la libertad absoluta, en liberar lo que quieras donde quieras en el más absoluto anonimato. Ya es cuestión de los propios usuarios el conocerse y montar algo juntos, pero liberar libros no tiene por qué ser una actividad "gregaria", se puede hacer en solitario, de modo que cuando fue el Encuentro Nacional en Sevilla nos encontramos con que las autoridades querían hablar con "el presidente de la asociación" ¡y no existía ninguna asociación! No teníamos entidad ninguna. Sin embargo, a finales de mayo ya se distinguía el tema de los libros de la actividad del Hacklab y el penúltimo sábado me indicaron que podíamos sacar la estantería aunque no estuvieran ellos. Por último, Luis (uno de los que venden libros de segunda mano) me comentó que ya se habían constituido en asociación y que si me quería unir: de este modo, con el respaldo de una asociación, si en algún momento hay que organizar algo hay más probabilidades de obtener ayudas y permisos. Claro que también implica que hay que arrimar el hombro a la hora de organizar las cosas y ya me he comprometido a ayudar en la barra en la fiesta de reapertura, a primeros de octubre, pero supongo que será otra experiencia divertida :P

Por cierto, que yo no soy nada altruista, pero toda la gente del Pumarejo suele ser activista de pro: clases de español para inmigrantes, manifestaciones antimilitaristas, presentaciones de libros... Hacen de todo, incluso colaborar en movimientos okupa. Es así como me enteré de la existencia del Centro Social Ocupado Autogestionado "Sin nombre", en la calle San Bernardo, y de los proyectos que se han concebido para ese lugar. Javier, uno de los chicos del Hacklab, quiere montar allí una especie de biblioteca de anime, un punto de reunión para otakus, entre otras movidas, así que aquí dejo el enlace para el blog de dicho centro, por si alguien quiere echar un ojito a las actividades que ya se están realizando y tiene algo que proponer:
http://csoasinnombre.blogspot.com/

En resumen, que sigo animando a todos a que os paséis a saludar algún sábado por la mañana, cuando volvamos a estar en activo. Aunque, con la suerte que tengo, seguro que encuento pronto un trabajo que me mantenga ocupada los sábados por la mañana xD

Tenía intención de contar más cosas, pero lo dejaré para mañana, que el viernes me voy de vacaciones, un mesecito a El Puerto de Santa María, donde no tengo conexión a menos que me vaya al Centro Cultural Alfonso X el Sabio, y tengo que empezar a preparar las cosas para un mes de incomunicación. ¿Cuántos libros podré leer, sin ordenador para distraerme? :P