21.12.07

Y yo qué hago leyendo esto...

Andaba curioseando por Tokyotosho cuando encontré un título que me llamó la atención, The hour of the mice y terminé haciendo un gran hallazgo: fui a dar con la web de Kotonoha. Nunca he sentido inclinación hacia el shoujo, aunque he visto bastante anime de este género, y el shonen tiene el feo defecto de que los enemigos son cada vez más fuertes y las series se vuelven cada vez más fantásticas y exageradas, menos creíbles; de modo que en Kotonoha comencé a descubrir el mundo del seinen, series que se salen de lo habitual (por ejemplo, Historie está ambientada en la Grecia de Alejandro Magno) y a ampliar mis horizontes frikis. De hecho, allí encontré esa tremenda paranoia que es Milk Closet...

Sin embargo, creo que a pesar de haber visto ecchi y hentai y de haber leído yuri y yaoi, A revolutionist in the afternoon contiene algunas de las imágenes más crudas que he visto, quizá porque es la primera vez que me encuentro ante un manga que incluye escenas de zoofilia y violaciones en grupo... Sin embargo, también tiene un no sé qué que qué sé yo que hace de este tomo único de Jiro Matsumoto (autor de Freesia, que Ivrea está publicando en España) una lectura nada desdeñable.

El tomo está compuesto de cinco historias independientes, que son:

-A revolutionist in the afternoon: si no fuera por esta historia, no estaría ahora escribiendo sobre este tomo. Al principio, el dibujo me horripiló, porque jamás lo asociaría con un manga: nada de ojos grandes y trazos limpios, sino que hay una gran profusión de líneas que ni siquiera parecen demasiado firmes. Podría ser un cómic checo o de Dios sabrá dónde, pero no es una estética que me agrade y por tanto no me explico cómo es que seguí leyendo... Pero no me arrepiento en absoluto, ya que, a pesar de la inclusión de una escena de sexo que no hace más que confirmar el nacimiento de uno de esos inexplicables amores a primera vista, esta historia contiene una interesante reflexión sobre la naturaleza de los ideales. ¿Merece la pena luchar por ellos? ¿Qué se puede llegar a sacrificar por un ideal? Aunque no se persiga el bien de la comunidad, ¿acaso no tenemos cada uno nuestro propio objetivo? Puesto que es una historia corta, no quiero entrar en detalles para no estropearle la diversión a nadie, pero el final me gustó muchísimo.

-A revolutionist in the afternoon 2: tiene en común con la historia anterior el título (eso es obvio), la ambientación (un lugar donde el gobierno totalitario impone racionamientos y toques de queda) y la existencia de, al menos, un revolucionario. Se diferencia en todo lo demás. Si en la primera historia la protagonista era alguien que no podía comprender tanta entrega para derrocar al sistema, en esta ocasión tenemos a alguien cuyo ideal es el del partido y que se presenta como una persona poco sociable, introvertida, que vive sólo para su trabajo. En este caso, la revolución, por muchas bombas que ponga la terrorista, es interna: el protagonista descubre el amor, la sospecha y la miseria que el partido por cuya causa se esfuerza no soluciona. Todo esto se adereza con viñetas esclarecedoras que aparecen mucho después para ir completando el puzle de la crisis de identidad del protagonista.

Me temo que no entendí esta historia, que algo se me escapaba aunque me gustase eso de insertar viñetas clave al final del todo, pero aún entendí menos la siguiente...

-La bruja del desierto: revisión del mito de Circe... O no, porque también incluye otras formas de locura y olvido y, lo peor, zoofilia y todo aquello que podáis imaginar que sea escatológico. Es una historia muy desagradable y asquerosa.

-Vida de Takeyama: ¡qué historia más surrealista! Anne Rice y sus satélites nos tienen habituados a vampiros llenos de glamour que llevan al éxtasis a sus víctimas pero ¿y si la ingesta de sangre sólo fuera una característica alimentaria, una necesidad como la de los koala por comer sólo hojas de eucalipto? ¿Cómo sería un vampiro hoy día, un chico normal que bebe sangre pero además es tímido y apocado, cuando todos esperan que un vampiro sea lo que la literatura nos hace creer que es? Esta historia es inane, pero me divertí bastante viendo cómo Takeyama hacía el ridículo más espantoso y terminaba sobrepasado por las circunstancias una y otra vez.

-La huida de los soldados: esta es una historia sobre los horrores de la guerra, sobre cómo es una situación que permite llevar a cabo todas las barbaridades que cada uno ha imaginado alguna vez pero no se ha atrevido a realizar y cómo las buenas intenciones no sirven de nada. No sé si realmente es una reflexión antibelicista o si alecciona a resignarse ante la realidad, porque tras el alegato sobre la generosidad da una vuelta de tuerca bastante bruta...

En conclusión, que el autor me ha parecido bastante burro, demasiado afecto a lo escatológico y lo desagradable, pero a pesar de esto hay cierta filosofía que a veces no entiendo y a veces me la invento porque interpreto la historia a mi manera, pero que me gusta.

Seguiré probando con el Matsumoto este...

13.12.07

Zombie Loan

Ya comenté que, gracias a las virtudes de la jornada partida, salgo de mi casa a las ocho de la mañana y regreso a partir de las nueve de la noche (si me voy en autobús, a partir de las diez), así que no dispongo de tiempo que dedicarle a los vicios y, por tanto, a la hora de decidir qué serie veo, el que sea corta se ha convertido en una de las razones de más peso. Gracias a este criterio he sufrido mierdas monumentales como He is my master (de la que ya hablé), Princess Princess (sobre ésta tengo mucho que decir), Devil may cry (que tiene menos contenido que mi neurona) y Zombie Loan, de la cual me gustaría comentar algunas cosillas...

Soy demasiado perra como para demorarme en dar detalles útiles o interesantes, así que en este artículo de la Wikipedia (en inglés) podéis averiguar quién dibuja el manga en que se basa este anime, dónde se publica, los nombres de los personajes y todo lo que se pueda querer saber que no sea lo que opino yo al respecto :P

Lo que me pregunto es ¿por qué me ha encantado esta serie? Me gustaría saberlo, ya que:

1.-El dibujo es horrendo. Por alguna inexplicable asociación de ideas (quizá por la forma del óvalo de la cara), el dibujo me trae reminiscencias de Saiyuki, pero el parecido es muy remoto: estos personajes están infinitamente más canijos y sus problemas lumbares deben estar mucho más acusados, ya que la forma en que se inclinan hacia atrás y adelantan las caderas me hace plantearme cómo pueden mantenerse en pie sin caerse de culo. Sin embargo, siempre me han gustado los personajes de hombros anchos, caderas estrechas y piernas imposiblemente largas, así que a pesar de la exagerada delgadez, cierta desproporción y horrendos perfiles, terminé por acostumbrarme e incluso llegué a encontrarle el atractivo. Así que la serie me ha gustado, sí, pero el dibujo no ha sido el factor determinante...

2.-Los personajes principales son estereotipos del montón. Tenemos a la típica chica tímida y poquita cosa, casi la criada de sus amigas, que de repente descubre que sus habilidades son útiles, que puede tomar decisiones y que hay gente que se preocupa por ella; el típico chico ruidoso y macarra que pone motes a todo el mundo y sólo parece moverse por interés, pero resulta ser encantador a su manera; y al típico chico frío y distante que guarda un secreto pero termina por descubrir que tiene compañeros en los que puede confiar. Si estos tres no son de lo más habitual en todo tipo de series, no sé qué puede serlo... Sin embargo, tienen a su alrededor una serie de personajes tan variopintos que el elenco termina por ser de lo más original. Los secundarios valen su peso en oro, tanto Yuuta (que no sé si es chico o chica, porque menudos modelitos saca), que tiene el poder de curar y cuyas manos son entes independientes que conversan entre sí, hasta Koyomi, quien contiene a su interior a la poderosa médium Yomi, pasando por la directora de los dormitorios, el forense, el motero y todos los demás.

3.-¿Shinigami a estas alturas? Tenemos una serie de personajes que se dedica a matar zombies, a espadazos y tiros, lo cual tampoco es nada original... Sin embargo, en cuanto aparecen en el opening unas esposas cuyas cadenas recorren la pantalla de un lado a otro, una no puede evitar pensar que la cosa promete. Cuando se descubre que, como el propio título de la serie indica, los protagonistas han muerto y deben pagar una determinada cantidad para volver a la vida, se destapa una trama que es, cuanto menos, novedosa, porque no han de pagar sus deudas con buenas acciones, sino con dinero contante y sonante. No obstante, el fallo de dicha trama es que, llegados al capítulo once, que consta como capítulo final en la versión que yo me descargué, hallé que la serie termina en el punto en que se iba a profundizar más en el negocio de los zombies, en su organización, objetivos y leyes que lo rigen. Es obvio que me puse a buscar el manga como una loca porque ¡no me pueden dejar así!

Así que tenemos un dibujo horrible, protagonistas muy vistos y una trama que no llega a desarrollarse por completo; pero en contrapartida el dibujo no carece de exotismo, hay alguna escena lésbica y fanservice, muchos personajes originales, humor, mafias y organizaciones ilegales, sangre y vísceras y una propuesta original en el mundo de los muertos, que tanto predicamento tiene (Death note, Shinigami no ballad, Yami no matsuei y tantas y tantas que o bien aún no he visto o bien se me iba a olvidar nombrar). De modo que el balance es muy favorable, a pesar de las disertaciones sobre lo bello que es vivir. Sólo me resta confiar en que los de Mobots continúen sacando el manga...

8.12.07

Historias de teleopereitor (I): qué estrés

Antes no escribía porque no tenía ganas: ahora no lo hago porque no tengo tiempo. Tras una buena temporada en paro (cursos y prácticas aparte) vuelvo a ser un... ¿Un miembro productivo de la sociedad? ¿Eh? Bueno, supongo que podría denominarse así. El caso es que me pagan por pasarme ocho horas diarias pegada al teléfono.

Si bien ya estuve vendiendo ADSL de Telefónica (lo peor que he hecho en mi vida, ya hablaré de esto en otra ocasión), éste es el segundo año que voy a pasar la Navidad atendiendo a los distribuidores de un operador de telefonía móvil a la que denominaré Tal a lo largo de este escrito. Las cláusulas de mi contrato me exigen confidencialidad, así que no mencionaré nombres, ni diré qué cadenas dedicadas a la venta de móviles y que tienen su propio operador te espetan "¡Es que yo soy un TPH!" (juas, yo soy una persona y tú ¿eres la empresa entera?), como si el monto de sus ventas los eximieran de dirigirse a su soporte interno o cabecera en lugar de darme por saco a mí.

La cuestión es que, aunque no aún no ha empezado la vorágine navideña (el año pasado, por estas fechas, estábamos muy saturados de trabajo, pero la cosa todavía está tranquila) y por tanto el flujo de llamadas es manejable, nunca falta la exaltada que te grita que tú estás muy a gusto sentada y te puedes permitir perder cinco minutos en gestionar su consulta en tanto que ella tiene la tienda llena y no puede despilfarrar su tiempo contigo. El rígido protocolo que me obliga a contestar a todo "Sí, buana" me impide mandar a la mierda a la tipeja o explicarle que el ordenador se ha quedado colgado, así que nadie sabe la que hay que montar para consultar un simple número de teléfono...

Para empezar, todas las llamadas deben quedar reflejadas en un programa. Antes de poder escribir el motivo de la llamada tengo que tipificar, esto es, indicar que es una llamada entrante y rellenar tres campos que esquematizan el asunto por el que se ha producido la llamada, de modo que aunque el distribuidor sólo quiera saber qué hora es porque se le ha parado su reloj, he de ponerlo a la espera para introducir en el programa todo lo que se me exige. Para empeorar las cosas, el programa en cuestión tiene tendencias suicidas y se pasa el día colgándose.

Si el distribuidor no desea saber la hora, sino que quiere saber algún dato relativo a algún trámite del cliente, comienza el baile: hay que verificar la existencia del cliente en la base de datos, hay que confirmar el estado del trámite en otro programa y, en un tercer sistema, hay que comprobar que en efecto dicho trámite está en curso. Todo esto usando ratones que no funcionan, con un ruido infernal producido por cien personas hablando simultáneamente y cien teléfonos sonando y un pitido que te indica cada treinta segundos que debes recordar al distribuidor que estás ahí, que no te has olvidado de él y que sigues gestionando su consulta ("Seguimos gestionando su consulta. No se retire si es tan amable"). Y cuando terminas de informar a un distribuidor, no te ha dado tiempo a guardar el registro de la llamada cuando ya está llamando otro.... Podrá parecer una exageración por mi parte, pero como mi jornada es partida me tiro diez horas metida en la plataforma y termino mentalmente exhausta, es un cansancio psicológico que sólo se puede explicar quien tenga un trabajo que pueda parecer tan estúpido como el mío y sin embargo canse en igual medida.

No negaré que el trabajo es fácil y que en efecto me pego ocho horas diarias sentada, rajando por teléfono, ¡pero que no me digan que no sé qué es estar haciendo mil cosas a la vez! No obstante, la principal fuente de estrés no es mirar quince programas de forma simultánea o salir de mi casa a las ocho de la mañana para regresar a las nueve de la noche gracias a la jornada partida, no. Lo mejor es lidiar con la fiera corrupia cuando no se puede dar solución a un problema. Por ejemplo:

-No se concede una línea a un cliente: Tal nunca facilita los motivos por los cuales se deniega un alta nueva. De hecho, yo no tengo acceso a dichos motivos y me toca aguantar argumentos del tipo "Pero ¡si estoy llamando a Tal, Tal tiene que saber por qué le niega la línea a mi cliente, ¿o es que estoy llamando a Puleva?!". Y aquí que la Carbo contesta, con todas las letras porque intenta disimular su acento de Sevilla: "Disculpe, pero los motivos de denegación son confidenciales y no trascienden a nuestro departamento, por eso no podemos informarle al respecto", cuando en realidad está deseando contestar "Mira, gilipollas, ¿saben los del departamento de contabilidad de Puleva el horario de las limpiadoras? ¿A que no? ¡Pues solicita la línea en otro operador, mamón, y déjame tranquila, que hay llamadas en cola como para perder el tiempo contigo!". Eso es cuando no estás viendo que el cliente ya tuvo una línea en Tal y está de baja por impagos... ¡Y no le puedes decir al distribuidor que quién coño haría negocios con semejante moroso!

-No se cancela un proceso de portabilidad: ésta es otra muy buena.

Yo ni recibo ni gestiono documentación, sólo puedo mirar qué se indica al respecto en los sistemas así que ¿por qué me tengo que comer las broncas cuando no se ha cancelado una portabilidad, gestión que se realiza por fax? Tal ha agilizado los trámites de portabilidad tanto que hay que pensárselo muy bien antes de cambiar de operador, porque la cancelación del proceso debe tramitarse en un plazo muy breve; para más inri, la mitad de las veces los distribuidores envían el documento equivocado al fax que no es... ¿Qué culpa tengo yo de que el cliente cambie de opinión y ahora lo penalicen si da de baja la línea? ¡Que se lo hubiera pensado antes! ¡Yo no puedo hacer nada! Pero en lugar de contestar "Tómese por culo, haber enviado el documento correcto", tengo que decir "Le informamos que el proceso de portabilidad está confirmado para tal día, no consta que se haya tramitado la cancelación" en tanto que el distribuidor está convencido de que tengo una varita mágica que con sólo un toque deshará todo el pollo que se ha montado él solo.

-El cliente no tiene línea: como es lógico, yo puedo consultar el estado de la línea pero, teniendo como tienen un teléfono de soporte de activaciones y portabilidades, ¿por qué se cabrean cuando los remito a dichos teléfonos? Peor aún es el caso de las cadenas regionales y nacionales, que tienen un soporte interno al que recurrir cuando tienen incidencias y sin embargo nos llaman a nosotros y se cabrean cuando los remitimos a su soporte interno (que este año se llama cabecera). Si saben que tienen que dirigirse a su cabecera, ¿para qué carajo nos llaman cuando el cliente se queda sin línea?

Podría eternizar mi discurso, pero lo dejaré para futuros post. Yo he sido cliente cabreada y sé lo fácil que es matar el mensajero pero ¡si supieran que yo arreglaría gustosa cualquier problema con tal de no tener que aguantarlos, sabría que si no les soluciono las cosas es porque realmente no puedo! Pero me limito a informarles y, en cuanto cuelgo, acordarme de todos sus muertos. ¡Qué estrés!

20.11.07

Milk Closet o cómo enloquecer por gusto

Llevo una buena temporada sin escribir y quizá se deba a que todo lo que debiera redactar son compromisos: mi opinión sobre Stardust, sendas reseñas sobre los libros que Ediciones Destino donó a los beceros sevillanos, publicidad para mi propio trabajo friki... Sin embargo, todas ésas son cosas que me gustaría comentar, sí, pero desde una óptica estrictamente personal y debo reconocer que tampoco me apetece demasiado contar mi vida en estos momentos. De modo que, de los males, el menor, y os cuento mi vida con la excusa de hablar de Milk Closet.

Milk Closet es un manga compuesto por cuatro volúmenes y dibujado por Hitoshi Tomizawa, cuya obra Alien9 ha sido publicada en España por la editorial Ivrea. Cito Alien 9 porque, por lo que he podido ver, esta serie guarda mucha relación con Milk Closet: niños, alienígenas y simbiontes.

¿Cómo descubrí esta obra? Por casualidad, como todo lo relacionado con el mundo otaku y literario: no hace mucho encontré una web inglesa, Kotonoha, que traduce y edita mangas seinen (entre otras cosas, dado que tienen colaboraciones con Lililicious.net, web que se dedica al yuri). Llegué a ella porque la serie The hour of the mice me había llamado la atención y eran ellos quienes la sacaban: bastó cotillear unas cuantas sinopsis y series para saber que el sitio debía ser desvalijado a conciencia para ir conociendo más de un género que no he cultivado demasiado... Así que cuando Norma anunció que había editado Wild Life y nos estropeó la diversión a un amigo y a mí, que la sacábamos en castellano, le sugerí The hour of the mice como sustituto y le mostré la web de Kotonoha. Él me respondió que era mejor abordar una serie que ya estuviese completa, para evitar el quedarnos a la mitad como nos había pasado con Wild Life, y sugirió que tradujésemos Milk Closet.

En aquel momento, me pareció una buena opción, ya que no sabía que otros grupos habían sacado ya el primer tomo (aunque abandonaron el proyecto, en vista de la cantidad de tiempo transcurrido desde que terminaron dicho tomo) o planeaban editarlo (la release de Menudo fansub está fechada tan sólo un día antes que la nuestra), así que nos embarcamos en ella: si bien con Wild Life mi primera impresión fue mala y luego mejoró, según voy leyendo Milk Closet aumenta mi desconcierto. ¿Dónde nos hemos metido? Para que os hagáis una idea del berenjenal en que nos hemos internado voluntariamente, ahí os dejo mis impresiones:

Milk Closet: la historia
En el año 2005, los niños comienzan a desaparecer en masa (en el texto en inglés aparecía el término "in droves", que significa literalmente "en manada" y, como ni al editor ni a mí nos gustan los niños, él decidió emplear la traducción literal porque suena despectiva con las criaturitas; no hubiésemos tenido empacho en decir que desaparecían piaras de niños xD), pero algunos pueden regresar tras la desaparición. A estos niños, que se esfuman de este mundo para visitar otros universos poblados de seres extraños, se les considera afectados por el "Síndrome de Liesl" y sus visitas a otros mundos, denominadas "saltos", son meticulosamente registradas y controladas por los médicos.

Más o menos esto es todo lo que se puede contar sin estropear la lectura del primer tomo, porque es lo único que se describe en el primer capítulo: añadir más es adelantar sucesos y por tanto dejo al arbitrio del lector el seguir leyendo, aunque procuraré no comentar ninguna cosa de capital relevancia.

Yamaguchi Hana es una niña que padece el Síndrome de Liesl y está cansada de ser considerada una enferma y de que la obliguen a saltar y a relatar los horrores que ve durante sus saltos, de modo que cuando una niña rubia (que me cae fatal, porque me recuerda a Amber de Darker than Black) le facilita unos lazos rojos que la llevan a su propio mundo, un universo paralelo calcado al nuestro pero donde ella jamás ha saltado ni estado enferma, cree encontrar al fin la felicidad. Sin embargo, algo falla y Hana se pierde en otro universo, donde tendrá que buscarla Tachibana Tarou.

Para sobrevivir en ese universo paralelo, Tarou y Hana admiten en sus cuerpos a unos bichos simbiontes cuya increíble capacidad de regeneración los mantiene con vida (nosotros los llamamos parásitos intestinales, ya que quedan colgado de la espalda de los niños a modo de colas y eso implica que se podrían haber introducido por el...) y regresan a nuestro mundo para encontrarse con otros niños en su misma situación: estos niños con cola forman el Escuadrón Milk y deciden rescatar a todos los desaparecidos.

Hasta este punto, la trama no es difícil de seguir, pero a partir de aquí todo se vuelve confuso y extraño: hay unos insectos en un universo que quieren destruir el nuestro, y en un principio puede parecer que el Escuadrón Milk luchará contra ellos, pero rápidamente esta línea argumental pierde fuerza en favor del plan de la rubia, que quiere construir un universo nuevo a imagen y semejanza del nuestro; no obstante, pronto aparece un adversario de la rubia y... Y aún me estoy leyendo el tercer tomo, pero me da la sensación de que cada vez que creo entender lo que estoy leyendo, el autor se encamina en la dirección opuesta. Si sigo leyendo no se debe sólo a que esté ayudando a sacarlo en castellano y, por tanto, tarde o temprano tendré que enfrentarme a lo que aún me queda, sino porque estoy tan desconcertada y tan perdida que me siento impelida a seguir, aunque sólo sea por ver cómo se resuelve el entuerto y cuáles son las pretensiones de la rubia y el destino de los seiscientos universos existentes.

En cuanto al dibujo, es lo más chocante de todo, dado que resulta bastante infantil: caritas redonditas y cuerpos regordetes de críos, un trazo muy limpio y, aunque haya escenarios muy detallados, por norma general no me resultan recargados ni me distraen de la acción principal, que es lo que me suele ocurrir cuando hay excesos de detalle en los fondos. Sin embargo, hay monstruos grotescos, sangre, canibalismo, putrefacción y una serie de elementos que resultan más inquietantes precisamente por el dibujo tan infantil y entrañable que los ilustra.

En conclusión, creo que la serie se disfruta tanto como una película de miedo, porque su atractivo radica en la incomodidad que puede producir.

Milk Closet: el making off
Decía que no tenía ganas de escribir porque me apetecía más contar mi vida que redactar de forma coherente, de modo que no puedo sustraerme de relatar cómo está resultando la elaboración de nuestra versión de Milk Closet, que podéis encontrar aquí.

En un principio, yo sólo me encargo de la traducción. Como mis conocimientos de inglés se limitan a lo que pude aprender en el instituto y en el inglés de facultades, en otros proyectos mis traducciones han sido más que libres: aunque el sentido y el significado sea el mismo (o eso procuro), cuando el lenguaje es coloquial no puedo evitar transformar las frases de modo que se ajusten a mi propio lenguaje coloquial, sin contar que se trata de un manga y por tanto las frases demasiado largas o elaboradas quizás no cupieran en los bocadillos. Sin embargo, esas libertades que me tomaba en Wild Life son impensables en Milk Closet, dado que es una serie eminentemente visual. ¿Para qué gastar tinta en palabras si se pueden mostrar escenas y dejar que se sucedan páginas y páginas donde las únicas letras se dedican a las onomatopeyas? Y aquí es donde viene lo divertido: las onomatopeyas.

Como yo traduzco los diálogos y estos brillan por su ausencia, el trabajo ha sido poco y fácil. Sin embargo, para el editor, que se encarga de todo lo demás, Milk Closet está siendo el infierno porque ¡hay un ruidito para cada cosa! Y como los de Kotonoha usaron una fuente distinta para cada onomatopeya y emplearon algunas que no nos resultaban reconocibles, allá que el traductor se propuso traducirlas a su aire... Así fue como, Gtalk y micrófono mediante, nos hemos pasado las tardes rascando cestas de mimbre, pellizcándonos los mofletes y arrastrando collares de cuentas sobre la mesa para intentar captar cómo son esos sonidos y cómo podrían transcribirse. Creo que el resultado es tan estrafalario e ilegible como las onomatopeyas inglesas pero ¡cuántísimo me he reído con estas experiencias!

Y no me enrollo más. Si os pica la curiosidad y queréis hacer una buena obra, podéis descargaros nuestra versión en lugar de la de la competencia (todos los enlaces los tenemos en el blog correspondiente, con la etiqueta Milk Closet) y dejar algún comentario para que no nos sintamos solos...

12.11.07

Juas, doce veces lo mismo...

Es curioso que las obligaciones frikis, como irme al Salón del Manga, me hayan mantenido apartada del anime, pero así ha sido: llevo una buena temporada que no tenía ni tiempo, ni ganas, así que cuando decidí reincorporarme al mundillo otaku opté por hacerlo con alguna chorrada ligerita. Como tengo la fea costumbre de bajarme los reshare que sacan los fansub sin mirar qué serie es, tenía en el disco duro He is my master (Kore ga Watashi no Goshujin-sama) y, dado que el título ya indicaba que no iba a versar sobre universos alternativos donde la existencia de Dios quedaría probada, me puse a verla...

Si alguien llega buscando la serie en descarga directa, le diré que se vaya a buscar a McAnime (me sorprende que haya gente que no conozca esa web, aún), ya que yo bajé la serie completa mediante un torrent de AniMugen (fansub al que agradezco mucho el trabajo pero que en ocasiones deja entrever que su corrector no se parte los cuernos con las revisiones, precisamente) y por tanto no tengo ni idea de dónde se podrán encontrar los capítulos sin pasar por la mula o el Azureus. Pero vamos al lío:

Izumi y Mitsuki Sawatari, de trece y catorce años de edad, huyen de su casa (la serie es tan absurda que ni siquiera merece la pena comentar los motivos, que se descubren muy pronto y no son en absoluto relevantes) y creen encontrar refugio en la mansión de Nakabayashi Yoshitaka, quien se ha quedado huérfano y precisa con urgencia servicio. Sin embargo, su nuevo jefe es un salido que sólo aspira a espiarlas, disfrazarlas con ropas lo más escuetas posibles y tomarles fotos, con lo cual el primer capítulo ya es indicativo de lo único que vamos a ver en la serie: a Izumi siendo despojada de las ropas con una excusa u otra y pegándole a su jefe cada vez que intente algo raro. Para que el ecchi no deje insatisfecho a nadie, lo aderezan con un poquito de yuri y a la servidumbre se unirá Anna-chan, que está tan decidida a ver a Izumi desnuda y a frotarse con ella como su propio jefe.

Y ya está, no hay más. Es cierto que hay un caimán que juega a juegos hentai, una rubia sádica, una hermanita kawaii, un padre pervertido y una madre permisiva, pero ninguno de estos personajes añade nada nuevo a lo que ya he contado: durante doce capítulos, Izumi será acosada por todas partes, de forma constante, hasta la náusea, y acumulará estrés suficiente como para propiciar algo parecido a un desenlace, pero no es más que una vuelta a empezar. Al fin y al cabo, si la chica no enseña, no hay serie...

Por tanto, los puntos a favor de He is my master son muy evidentes para aquellos que gusten de ver pechos en un anime, pero para mí no son más que el grado de absurdo que puede alcanzar en cada capítulo: Mitzuki es una lianta que inventa juegos, concursos y competiciones a cada momento, a cuál más surrealista, y ¡los restantes personajes se dejan llevar! Esto es algo que siempre me ha fascinado en el anime, que alguien se apueste a otra persona como si nada, pese a las protestas de la víctima, y todo el mundo lo contemple como algo natural. En esta serie, la opinión de Izumi es convenientemente ignorada para que así el caimán la pueda desvestir, el amo explotar, su hermana apostar, Anna-chan sobar, etc.

En conclusión, que el argumento brilla por su ausencia y que el tipo de gag es repetitivo y monotemático pero ¡a mí me ha hecho mucha gracia! Es estupenda para pasar un ratillo, sin más.

Aunque tú no lo sepas

Nunca me ha gustado la poesía porque nunca he sabido desentrañar la verdadera intención tras una metáfora: me confunde y me cabrea. No sólo soy adepta a la prosa, sino que toda mi formación transcurrió por las ciencias puras. Así que ha sido por pura casualidad que encontré este poema, que se cita en la novela Algo tan parecido al amor, de Carmen Amoraga, libro del que ya hablaré (hoy no me apetece). El poema en cuestión se titula Aunque tú no lo sepas y fue escrito por Luis García Montero:

Como la luz de un sueño
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo,
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos.
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes,
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuando te marchas.
Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.
Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo, como la luz de un sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.

8.11.07

Adiós a Wild Life

Todavía me estoy recuperando de mis vacaciones en Barcelona, que han sido de todo menos vacaciones: han sido cinco días muy bien aprovechados. Sin embargo, ahora no sólo me toca lidiar con la nostalgia y cierta confusión (¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, y esas cosas metafisicas :P), sino que me encuentro con que Norma Editorial ha comprado Wild Life para editarla en España.

Quienes me conozcan, sabrán que ayudaba a traducir y editar este manga en castellano. Como el editor opina que hay demasiadas series buenas sin traducir y que por tanto es mejor abandonar el proyecto licenciado y dedicarnos a otras cosas, mi trayectoria como traductora independiente ha durado muy poquito...

En cuanto a Wild Life, sólo me queda recomendarla encarecidamente, porque si bien al principio me repelió un protagonista tan chulo y tan cretino, según fui avanzando en la lectura comencé a divertirme de lo lindo con él. Esto fue lo que escribí en su día respecto a esta serie, en el antiguo blog (viva el reciclaje):

Wild Life
Prometí a un amigo que haría publicidad de Wild Life, manga del que he hablado pero en el que no he profundizado en absoluto. Dado que en inglés sólo he encontrado los once capítulos realizados por Boku-tachi y por tanto ni siquiera he podido leer el segundo tomo completo, no puedo explayarme demasiado, pero lo prometido es deuda. Vamos allá:

Según la Wikipedia, Wild Life es el primer trabajo de Masato Fujisaki. Comenzó a editarse en la revista Shonen Sunday y en agosto salió a la venta su vigésimo tercer tomo. De lo que no consigo enterarme es de si hay versión animada o no, porque en la web oficial puede encontrarse un video que data de 2004, pero la página está en japonés y, aunque el video parece un anuncio, no sé si se trata de un OVA, de un proyecto, de la venta de DVD o qué: sea como sea, no he podido encontrar una versión animada por los cauces habituales. Cualquier tipo de información al respecto será bienvenida... Sea como sea, no sé si existe el anime, pero sí sé que el manga ha recibido el premio Shogakukan al mejor manga shonen, premio que en diferentes ediciones han obtenido obras como Dr. Slump, Patlabor, Monster, InuYasha (si miráis la lista, parece que Rumiko Takahashi hace colección de estos) o Full Metal Alchemist.

Premiado o no, ni siquiera sabía que existiese hasta hace un par de meses, cuando un amigo me lo descubrió. Para ser sincera, mi primera impresión fue pésima: Iwashiro Tetsushou es un quinqui cualquiera, un niñato de instituto marrullero y pasota que no hace más que pelearse con los profesores y ser acogotado por su amiga responsable. Sólo tiene una cualidad, el oído absoluto, que no le ayuda a encontrar trabajo... Una tarde, en un parque, salva la vida de un cachorrito y decide ser veterinario. El perrito, al que impondrá el nombre de Perro, lo acompañará en el desempeño de su misión.

Os parecerá mentira pero ¡esa es toda la trama! Tetsushou es el típico tonto con suerte y el dibujo, para mi gusto, no es nada bonito, así que los dos primeros capítulos no me llamaron demasiado la atención: lo golpean cuando dice algo improcedente, tiene respuestas que descolocan a los demás, come mucho, trabaja poco... Nada nuevo ni original. Sin embargo, cuando al fin consigue un puesto como veterinario en un hospital, la serie mejora notablemente: ya dije que sólo he podido leer once capítulos, pero a lo largo de estos dos primeros tomos que he encontrado en inglés no cesan de aparecer nuevos personajes, desde un bisexual hasta un estirado, pasando por el conservador propietario del hospital que no soporta las pintas de Tetsushou, con lo cual las situaciones absurdas y risibles ya no son tan previsibles. Según avanza, el humor sigue siendo bastante simplón, pero (para mi gusto, insisto) mejora notablemente. Hay una viñeta en la que se compara cómo Iwashiro empasta una caries a un koala con el procedimiento real y es divertidísimo ver al koala enjuagándose la boca. Tampoco tienen desperdicio las amenazas del bisexual, que no sólo dice al protagonista que se lo va a comer, ¡sino que incluye a Perro en el lote!

La serie incluye escenas de cirugía, sangre, detalles sobre enfermedades animales y sobre especies raras, no todo se reduce a las patochadas del protagonista. No sé si en algún momento se desarrollará una trama más compleja, dado que en los dos primeros volúmenes sólo se encuentran aventuras aisladas, de un par de capítulos cada una, y a pesar de los precedentes (no se puede decir que Doraemon tenga trama, precisamente xD) no sé hasta qué punto es posible rellenar de este modo veintitrés tomos.

En conclusión, aunque el dibujo me sigue pareciendo horrible, considero que es una buena opción para pasar un ratito divertido y sin complicaciones.

30.10.07

De vacaciones

Mis circunstancias personales no vienen al caso, así que no las contaré, pero me he llevado un mes y pico bastante desconectada: aunque seguía apareciendo por el foro de D.Gray-manSP (jejejeje, colaboro con ellos, así que no podía dejar de entrar), abandoné otros foros, cerré el anterior blog (que pasó a ser secuestrado por una ingente cantidad de anuncios pornográficos) y reduje mi actividad en internet al mínimo. Sin embargo, ahora que tengo blog nuevo, tampoco escribo. ¿Por qué?

Hasta ahora, porque no he tenido nada de contar. Durante los próximos días, hasta el cinco de noviembre, porque no estaré en casa: ¡me voy a Barcelona! La excusa se llama IV Encuentro Nacional de BookCrossing, pero ya aprovecharé para pasar por el Salón del Manga, conocer a la rama catalana de la familia, ir a Norma y Gigamesh (sobre todo a Gigamesh, que lo que vende Norma lo puedo comprar en Sevilla casi sin problema), ir a una exposición del Caixa Forum y, en definitiva, petardear por la ciudad, dado que mi anterior visita sólo duró dos días y no me dio tiempo a verlo todo.

Así que gracias por la visita y ¡hasta el día cinco, como muy pronto!

26.10.07

¿Qué ha pasado aquí?

Hay días que empiezan mal y terminan peor. Hoy es uno de esos días...

No sé si habrá llegado aquí alguno de los lectores de mi antiguo blog, Una carboanion que se aburre. Lo cierto es que tuve un ataque de insociabilidad y, a fuer de no relacionarme, incluso cerré el blog. No es que quisiera limitar el acceso, sino que directamente lo suprimí en un arranque de autismo.

Sin embargo, alguien me dijo que me había buscado a través de Google y, llevada por la curiosidad, introduje los términos de búsqueda "carboanion" y "blogspot". Cuál no sería mi sorpresa al encontrar la url del blog anterior no sólo activa, sino llena de anuncios sobre webs pornográficas. Intenté acceder desde mi panel para volverla a suprimir y cuál no sería mi horror cuando ¡borré este mismo blog, ya que no podía recuperar el antiguo a través de mi cuenta de Blogger! Así que no sólo he perdido la larguísima disertación sobre qué pretendo conseguir con mi blog (la conclusión es que ni yo misma sé para qué sirve algo escrito por mí), sino que hay una serie de cosas que ahora se relacionarán con mi nick y que ni yo las he puesto donde están, ni puedo quitarlas.

Buscar ayuda en Blogger para solucionar el problema ha sido una odisea, porque encontrar un sitio específico al que dirigirse no es tarea sencilla. Intentan escaquearse de la atención personalizada con una cantidad de FAQs abrumadora, pero ninguna es "Usan una plantilla y una url que en teoría no debieran existir en la red para anunciar porno", así que me las vi y me las deseé para exponer mi problema... En inglés, dado que dicha atención al usuario está disponible sólo en inglés, italiano, francés y portugués.

Aunque el inglés lo leo sin problemas, escribirlo me cuesta horrores porque hace eones que no uso este idioma para nada, así que alguien de Blogger se va a descojonar cuando encuentre mi mensaje para ignorarlo a continuación, pero es lo único que puedo hacer... Y, por lo que sé, ni siquiera soy la única con este problema, como puede leerse aquí (gracias a Ein por la información, ¡si es que te tengo que querer!).

En fin, perdí mi diatriba sobre los blogs y la relación con los lectores y tuve que volver a levantar este sitio, así que no sé si este reinicio cuenta como quinto blog o cuarto, versión 2. ¡A ver cuánto dura!

Actualización, 27/X/07: Qué celeridad... ¡Ya han eliminado todo rastro de esa dirección!